Mi primera contribución a un blog de literatura fantástica.
Comencé a escribir Literatura Fantástica en las puertas de mi adolescencia, en un tiempo en el que no era muy común comenzar a escribir sobre estas cosas a tan temprana edad. Hoy a pocos le causará sorpresa escuchar de un niño que a los ocho años dibujó el primer mapa de su mundo inventado, por ejemplo. En verdad, es muy difícil que alguien se muestre verdaderamente pasmado si se entera que, cinco años después, ese mismo niño firmó contrato con una editorial y sacó adelante el primer volumen de una voluminosa saga de aventuras. Sin embargo, hace diez o quince años, encaminarse tan pronto hacia la creación de una obra de literatura fantástica era una decisión que no tardaba convertirse en aventura solitaria. Hace poco más de una década, J.K Rowling todavía escribía Harry Potter y C. Paolini aún pulía los borradores de sus libros. No estábamos tan acostumbrados a los personajes de orejas largas o dientes afilados como lo estamos hoy. En la actualidad, la Literatura Fantástica se ha vuelto algo más que una moda o un capricho de niños con imaginación hiperactiva. Es un tema de encuentro, un lenguaje común y algo que nos vuelve a todos viejos conocidos.
El resto del artículo (no es para nada largo) lo pueden encontrar aquí.