domingo, 19 de julio de 2009

Martina


Imagen by Morfiquara (deviantart)

La tarde del día en que el destino sorprendió a Martina fue también una tarde de otoño. El cielo, pálido, volcaba sus párpados soñolientos sobre los tejados de lata de las casas que flanqueaban la calle Santiago Rosas. Ella caminaba, abstraída, pensando en aquella hoja, pesada y soberana, que había visto caer desde la copa más remota del castaño del patio del Colegio Todos los Santos. Caía en círculos, como la historia de un pueblo maldito que marcha hacia su inexorable fracaso. Y sin embargo, había una gracia gentil, una cadencia suprema en cada uno de los espirales invisibles que marcaba a su paso. El viento de las diez de la mañana a veces la tomaba para sí y la apartaba de su curso, pero finalmente la voluntad de su propia inercia —o un soplo vigoroso—, la ponía nuevamente en su dirección inicial. Allí, al centro del charco bajo la estatua del Patio de la Virgen, cayó la hoja seca y resquebrajada, mientras ella recordaba el lirio rojo y sus compañeras le preguntaban qué le pasaba. Para ellas no había respuesta, aunque sí para su intimidad. “Hoja que caes en otoño”, escribió en su cuaderno de sobra (siempre había uno) y de este modo el pacto quedó firmado. Había escrito su primer verso y con ello sellado uno de sus tantos destinos.

4 comentarios:

Her dijo...

Creo que con esto nos bautizaste a todos nosotros que dentro del lenguaje buscamos una vía para sobrellevar la vida.

Petra. dijo...

muy de acuerdo con el primer post.
Me siento completamente identificada con Martina (amo ese nombre además, ese momento supremo cuando, finalmente, los detalles se vuelven parte de los cimientos de nuestro pensamiento, nuestra personalidad. Y algo nos mueve a plasmar de cualquier forma (verso, prosa, pintura, etc.) eso que nos conmovió.
Bellísimo texto, muy delicado y sutil.

Kareen dijo...

A riesgo de echar a perderte con tanto halago, tengo que felicitarte; por el fragmento y también por el resto. Nada mal para un miembro del sexo opuesto, nada mal… Ya en serio, capturaste muy bien los momentos y supiste darle vida a Martina. Bien hecho.

Y en cuanto mi cepillo, dile a los duendes que pobre de ellos que vuelva a desaparecer, porque por él justifico una Tercera, Cuarta y Quita Guerra Mundial si es necesario.

Anónimo dijo...

¡Hola! me parece notable que halla logrado escribir una novela -y terminarla- y que ahora esta buscando una editorial interesada, el camino de convertirse en escritor profesionar es bastante largo y dificil, lo digo porque estoy en la misma situacion, tratando de escribir un libro de tematica fantastica, mi nombre es Jm Lagos -el mismo que se presento en el post de Atsu de su amigo Kensan x- y seguia Faeriphilia desde que lo descubri por la critica que hizo a La lanza rota. Por cierto si no me equivoco esta es una novela distinta a la de fantasia en que estaba trabajando, ya le dare mi critica al primer capitulo que coloco alli.

Si no le molesta, tengo un blog (http://experimentolovecraft.blogspot.com/) que me gustaria que colocara entre sus enlaces, si encuentra que vale la pena, yo colocare este blog entre los mios, apenas entienda como se hace.

Saludos.