sábado, 14 de agosto de 2010

La Desolación


El niño cruza el campo marchito. Lleva a rastras una capa hecha girones, una espada mellada y botas con agujeros en las puntas. El frío del lodazal engendra pesadillas viscosas entre sus dedos, cansados de la insolente vastedad de la llanura.

Avanza. Sus pasos son lentos, trabajosos. Cada uno se lleva más de sí que el anterior. La travesía ha drenado hasta el último ápice de sus fuerzas. El dolor de las ampollas a penas lo deja avanzar sin preguntarse hasta cuándo tendrá que soportar. Rodeado por los muertos —los innumerables restos de la Gran Batalla—, aquel que fue su único sobreviviente, fatigado, entumido y muerto de miedo, avanza bajo un cielo sin estrellas. Una manta de hollín es lo único que se atisba en el horizonte, tras una empinada sierra de gargantas negras. Los humos de la guerra trascienden lo que sus ojos ven y lo que su imaginación puede enhebrar. El desastre es vasto. Tremendo. Inimaginable. De pronto, la tierra se convirtió en el mundo engendrado por un corazón enloquecido, el paraíso de los dioses del odio. No había quedado un solo árbol en pie, ni un lugar con recuerdos frente al cual detenerse una última vez, para decir adiós. Sólo una enorme pila de cadáveres ardiendo en el silencio que les deja el olvido. Sólo eso, y un niño abriéndose paso, lentamente, a través de las entrañas de la desolación.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

*Aplausos*

Realmente te luciste, la forma en que lograste narrar este mundo desolado, perdido entre los remanentes recuerdos de una colosal batalla. Llevaba tiempo sin conseguir una imagen tan nítida en la película que pasa al interior de mi cabeza cada vez que leo.

Ya con este interesante trasfondo tienes suficiente para extender la cosa en una interesante novela, a menos que ese ya sea el caso.

Kareen dijo...

Y bueno, a seguir tirando flores... pero primero lo primero. Te he dicho hasta el cansancio que me gusta como escribes, y lo mantengo, pero tengo confesar que a ratos, OJO, solo a ratos, me cansa tanto recurso estilistico. El resultado es hermoso (eso nunca voy a discutirlo), pero al cabo de un rato acabo por perderme entre tanta formula y, de alguna forma, pierdo contacto con el relato. Algo que ya es puramente subjetivo y tiene mas que ver con mi deficit atencional que con tu estilo propiamente tal, asi que no le hagas mucho caso.

Ahora, este fragmento en particular esta muy lejos de eso. No solo esta bien escrito, sino que tiene un efecto bastante envolvente y cinematografico. Realmente estas mostrando en lugar de solo contar y eso me parece fantastico. El contenido ya es bastante poderoso en si, y la forma no hace mas que darle mas fuerza. En serio supiste fucionar el "que" y el "como".

Saludos. Trata de que miss Kase no te consuma ;)

Javier Maldonado Quiroga dijo...

Un gran relato, Emilio. La narración logra transportarte a ese sangriento campo de batalla. Lo mejor, los recursos que tienes para describir no solo la desolación de aquel campo de la muerte, si no también la del muchacho sobreviviente. Todavía recuerdo los días en que pretendías publicar un libro con tus cuentos breves (¡Como pasa el tiempo!). Espero algún día verlo publicado.
Cambiando de tema, respondí a tu msje. en facebook. En resumen, estuve dos días en cama por una bronquitis mal cuidada, por eso no comenté antes. Y si, bastante desaparecido andabas, ya estaba a punto de cobrarte sentimientos, XD, jaja!

En fin, hablamos Sir!

el gatito anonimo dijo...

me robo tu entrada para " promocionar mi blog" xke solo tiene 4 entradas xD pero algien kiere leer lo malditamente enamorado ke puede estar enamorado un pendejo para los lectores de este lugar venalo porfa http://hateloveandanime.blogspot.com/

no entristescan komo el autor de esas entradas ke lloraba mientras escriba las ultimas 2

LisCheshire dijo...

Esto suena realmente bien, no cuesta nada imaginarse lo que escribes.
Voy a seguir tu blog, te dejo el mio para que lo mires cuando quieras
http://vocesdeloslibros.blogspot.com/

Paula R.D dijo...

Esa imagen de desolación y supervivencia, a pesar de no recordar haberla leído tal como la presentas en otra obra literaria, la siento muy cercana. Creo que debe tratarse de una imagen arquetípica: un niño o una mujer o una planta avanzando o creciendo en medio de los escombros. Es una imagen terrible pero muy bella al mismo tiempo, sobre todo porque te limitas a describir el entorno y nos dejas a nosotros la interpretación de la soledad del niño. ¿Qué pensará o sentirá...?