domingo, 13 de junio de 2010

El Bosque del Silencio



A sus pies yacía un bloque de piedra, oculto tras una maraña de hiedra y hoja seca. En él estaba inscrito el antiguo nombre del bosque.


“Ya no hay quien vuelva a llamarlo así”, pensó la muchacha, envuelta en un extraño y sombrío recogimiento. De pronto, los cansinos rayos del sol vespertino se encogieron sobre sí mismos. El frío era el de una tarde de otoño, triste después de la lluvia. Y sin embargo el crepúsculo no había cambiado. El mundo de alrededor se dormía plácidamente en la calidez de la última hora del verano; pero allí, alrededor del claro, reinaba el mismo silencio que había arrebatado al bosque su antiguo nombre.


Una vez, hace mucho tiempo, vivía en el corazón de la floresta un ruiseñor cuya vida alimentaba los vetustos huesos de los árboles. Su canto despedía las hojas en otoño y despertaba los frutos en primavera; alzaba al fresco pimpollo sobre sus raíces, elevándolo sobre el tallo hasta la copa; preparaba el lecho del tronco enmohecido y hacía crecer la hierba entre los túmulos. Era la criatura más amada del bosque, si bien quizás la más pequeña, pero su corazón latía con fuerza y, a través de él, aquellos que la rodeaban podían seguir viviendo. No tenía, quizás, las portentosas alas del Águila Mistral, Señora de los Vientos del Sur, o el incansable de Tolqüensar, la Estrella del Norte, pero era otra de aquellos a quienes los mortales llamaban eternos. Ella misma era el corazón del bosque, el pulso a través del cual su espíritu perspiraba cada día. Su nombre era Valðëre, y quien poseyera el secreto de su música podría forjar un instrumento capaz de acabar con el sueño de los muertos.

Por aquellos días, un joven músico y artesano había llegado a la región. Había hecho, según se decía, un largo camino buscando la entrada al corazón de la floresta. Movido por los rumores y leyendas que se había tejido alrededor de ella, había concebido la extraordinaria idea de capturar al ruiseñor y matarlo, para así obtener el preciado don de su voz y utilizar su magia para encender los deseos de su corazón.

La búsqueda del artesano acabó una tarde de junio, cuando, con un paso que doblegaba la hierba y perturbaba el sueño de las raíces, entró en el claro donde Valðëre invocaba a Limanavara, la Blanca Doncella del Inverno. De este modo, aprovechándose del descuido de la criatura, el invasor subió hasta su sitial y le clavó una espina de cardo en el pecho. Entonces, con la muerte del pequeño ser, murió también el antiguo nombre del bosque.

Sin embargo, los árboles siguieron creciendo. Cada primavera trajo su verde y su afán. Las raíces siguieron alargándose, buscando el sueño bajo la tierra, y hubo siempre copas nuevas anhelando tocar el cielo; no se fueron ni aves, ni ardillas, ni las criaturas del día o la noche. Y sin embargo siempre faltaba algo. Quizás, una pequeña y dulce melodía, que nadie—solo uno—, supo alguna vez de donde vino. Por eso ahora lo llamaban el Bosque del Silencio. Aquellos que sobrevivieron a la partida de Valðëre nunca olvidaron que algo les había sido arrebatado.

6 comentarios:

Javier Maldonado Quiroga dijo...

Aparte de la palabra que te comiste al principio "a sus PIES yacía...", debo decir que este fragmento es perfecto. Me gusta mucho. Se nota que es parte de EDdE. Tiene esa escencia mágica que has sabido transmitirle a esta historia. Creo en verdad que este es el próximo libro que debes publicar.
Además, la imagen que acompaña esta entrada es bellísima. Ya te he hablado del profundo encanto que los bosques ejercen sobre mí. La historia de este ruiseñor, una especia de elemental del bosque, me parece sobrecogedora. Espero sigas avanzando con esto!!

Kareen dijo...

Yo también iba decirte lo de “pies”, pero en vista de que se me adelantaron, lo paso por alto xD. Y otra cosa, Emilio, vas a querer matarme, pero lo primero que se me vino a la mente al leer el titulo fue Rayearth… sé que no tiene nada que ver, pero fue inevitable… no vas a golpear a la pobre Mokona, ¿verdad?

Volviendo a la entrada, me gusta mucho. Como dice Javier tiene magia propia, de esa que no necesita ni de conjuros ni de juegos de luces para brillar y ser sentida. Espero más a delante ver como se conecta con el resto de la historia.

Sí, me doy cuenta de que estas vivo xD.

Anónimo dijo...

Kareen, no te preocupes! De hecho, es un pequeño guiño ;)

Anónimo dijo...

¡Está de puta madre joder! xD

Un estilo sencillo, para nada sobresaturado, completamente atrapante desde principio a fin. Espero impaciente a la salida de EDdE (Aunque aún debe faltar bastante, después de todo lo mejor es que no te apresures).

Por mi parte ya estoy cansado así que escribo puras hue... en fin, me tomo una mini siesta y listo para seguir, que tengo hasta fin de mes para mandar 3 cuentos a 3 concursos ^^

J.I-239 dijo...

Delicado...esa es la palabra que se asomó cuando lei estos párrafos.Se siente el olor a bosque húmedo y casi se palpa el frondoso follaje
Sin haber leído otra entradas, la mágica tragedia que narras invita continuar la lectura.


me gustaria visitaras mi blog y me criticaras mis extractos, me sería de mucha utilidad

Un Abrazo

Anónimo dijo...

hola Niko D del sur al habla olaaaaa
oie genial el fragmento, no me di cuenta de los "pies" practicamente los lei aunque no lo dijera xD a lo que queria comentar el titulo ya existe no de un fragmento o un escrito pero tu lo debes conocer es el titulo del bosque del Castlevania 64 xDDDDDD osea no creo que sea plagio, udo que te hayas acordado de tal lugar de tal Castlevania pero igual eso. bye (CUIDADO con los plagios)

Nico Dubreuil. tratando de ser Cadete de la escuela Naval