Hoy, un fragmento del manuscrito "final" de Schmetterlinge. Las comillas van porque no sé qué iran a decir los editores. Después de la FILSA, a tocar puertas y a jugársela por publicar!
Martina era la segunda de tres hermanos. Estaba justo a medio camino entre Nicolás, que tenía seis, y Sabrina, la mayor, que tenía dieciocho. Era una muchacha lánguida, delgada y estirada como un bejuco verde, y era pelirroja. Para ser más precisos, tenía el cabello color carmín oscuro, no tan oscuro para haberlo llamado cobrizo, pero intenso como un amanecer en el planeta Mercurio. Y tenía pecas. Al menos unas cincuenta en cada mejilla. La mancha se desparramaba hasta los extremos de los pómulos, añadiendo algo más de color a su rostro de lirio acuático. La expresión de sus ojos y su boca, sin embargo, añadía una gama superior de fuerza al conjunto. En la constelación de ambos se conjugaba permanentemente una marca de porfía que desafiaba incansablemente la dirección en que giraban los engranajes del mundo conocido. En suma, era la más pintoresca en una familia de personajes ya de por sí bastante memorables. Aunque no, en todo caso, por su temperamento inestable, o su marcada tendencia al silencio. Martina era especial porque quería ser escritora.
Schmetterlinge, cap I "Flores de Papel"
Martina era la segunda de tres hermanos. Estaba justo a medio camino entre Nicolás, que tenía seis, y Sabrina, la mayor, que tenía dieciocho. Era una muchacha lánguida, delgada y estirada como un bejuco verde, y era pelirroja. Para ser más precisos, tenía el cabello color carmín oscuro, no tan oscuro para haberlo llamado cobrizo, pero intenso como un amanecer en el planeta Mercurio. Y tenía pecas. Al menos unas cincuenta en cada mejilla. La mancha se desparramaba hasta los extremos de los pómulos, añadiendo algo más de color a su rostro de lirio acuático. La expresión de sus ojos y su boca, sin embargo, añadía una gama superior de fuerza al conjunto. En la constelación de ambos se conjugaba permanentemente una marca de porfía que desafiaba incansablemente la dirección en que giraban los engranajes del mundo conocido. En suma, era la más pintoresca en una familia de personajes ya de por sí bastante memorables. Aunque no, en todo caso, por su temperamento inestable, o su marcada tendencia al silencio. Martina era especial porque quería ser escritora.
Schmetterlinge, cap I "Flores de Papel"
4 comentarios:
Me pregunto cuántas veces iré a leer esto… en todo caso, podrían ser mil y no me molestaría. Y tranquilo; es más probable que tu les des dolores de cabeza a los editores que ellos a ti.
Veo que tienes una imagen tan clara de Martina, que la puedes describir con lujo de detalles...por mi parte, no se si me puedo considerar tan detallista como tú. Sin embargo creo que en los detalles es donde está la identidad de las cosas, y lo que le da su valor...asi que perfecto! Ahora, sobre los editores, no se porque habrían de tener inconvenientes con esta parte...a mi me parece necesaria.
Uff, creo que mencioné muchas veces la palabra detalle, XD
Javier: más por la redacción o cosas que puedan parecerles mejorables, pues, en un principio A MI LIBRO NO LE CORTAN NADA!
(Léase con la fuerza y el idealismo del escritor primerizo)
Me sigue gustando la historia, como narras y describes (de echo, algo que odio es la falta de esto, el ejemplo que mas a mano tengo es Meyer, aunque la historia es buena y demasiado juvenil romántica, pero en fin...xd).
Un detalle, en la parte del fragmento :"La expresión de sus ojos y su boca, sin embargo, añadía una gama superior de expresión al conjunto." No se, nunca me ha gustado repetir palabras tan seguido, prefiero los sinonimos (aunque siempre tengo que leer una y más veces para corregir eso xd). Bueno, pero ya sabemos de quien es la culpa jajajaja xd
Saludos, hablamos. Adios
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